Esta simple y tierna obra literaria fue escrita por John Boyne y publicada en castellano en febrero del 2007 (1ª edición). Tal y como se explica en la contraportada, se trata de una historia de la que no se debe saber absolutamente nada antes de ser leída. Consiste en un mundo por descubrir, un pequeño entorno definido desde el punto de vista de un niño que tiene que adaptarse a las circunstancias y que va reflexionando acerca de lo que le rodea.
Este crío se llama Bruno y su personalidad impregna todo el libro aportando el típico matiz inocente, curioso y de lógica tan aplastante como humorística propia de los jovencitos que sueltan las cosas apenas sin pensar, guiados por el principio de la sinceridad.
En un segundo plano está el resto de los personajes, de prácticamente igual importancia para el relato aunque con menor aparición: Gretel (su hermana mayor), Padre, Madre, María (criada), los abuelos, y demás sujetos cuya identidad no voy a revelar para no estropear el argumento.
La trama se desarrolla en un ambiente hostil acerca del cual el lector ha de estar mínimamente informado para abarcar la profundidad de los acontecimientos. El editor recomienda que lo lean niños a partir de los 13 años de edad pero, en la opinión de una humilde blogger, más bien debería destinarse exclusivamente a un público adulto, ya que tales contenidos no serían asimilados por un adolescente con la gravedad que se merecen.
El desarrollo de la narración es continuo, fluido y te engancha, te provoca ganas de seguir leyendo hasta saber qué ocurre al final, aunque en ocasiones impacienta un poco la escasa acción en los hechos que se suceden.
El desenlace es bestialmente apabullante. Solo por él merece la pena leer el libro.
Un hermoso ejemplar para archivar en la estantería.
M@Rí@